Thursday, June 26, 2014

¡CREEPYPASTA!

Una vez escribí una historia acerca de un individuo que es invitado a un lugar aparentemente abandonado en una vieja calle de la zona uno de la ciudad, donde se reunía un grupo de gente para hacer un ritual que resultaría en un viaje interdimensional. Al principio el tipo tiene dudas e incredulidad pero termina completamente enfrascado en el asunto.

Esa historia la publiqué en un foro interno de mi lugar de trabajo, obedeciendo a mi cerebro que parece engendrar ideas e historias (se me acaba de ocurrir algo acerca de un cerebro embarazado). El foro era visto por el grupo de compañeros donde, como en cualquier lugar de trabajo, cada quien cree en lo que quiere.

Uno de los comentarios que puso una señora fue poco más o menos "Así es como el diablo gana seguidores, hay que tener cuidado con las juntas porque pueden ser malas influencias..." y otras cosas por el estilo.

Lo que pensé que sería un humilde homenaje a Lovecraft terminó siendo un debate acerca de cómo la gente se termina creyendo las historias que a veces la gente cuenta aunque sea un simple cuento (y con toda la mala intención).

¿Han escuchado hablar de las creepypastas? Esas historias completamente falsas que la gente se cree. Por ejemplo, cuando era niño miraba Los Pitufos, tenía juguetes, y hasta un juego de sábanas de los suspiritos azules perseguidos por Gárgamel. Pues un día en la escuela alguien resultó con que los inocentes pitufitos en realidad eran satánicos y que los juguetes y las figuritas relacionadas a ellos cobraban vida por la noche y te iban a acuchillar, a morder o saber ni cuántas cosas. Yo me preguntaba si los pitufos que estaban jugando pelota en mi sábana iban a tirarme la pelota en la boca mientras roncaba para asfixiarme.

Con el advenimiento del internet se han generalizado las dichosas creepypastas, algo así como la hojita que dejaban bajo la puerta de tu casa con una ficha de a 5 pegada diciendo que la cadena tenía que darle la vuelta al mundo y si no la repartías te iba a cagar un zope (hey, esperen un momento...). Y por más que uno trate de desmentir toda la sarta de cosas que la gente comparte he decidido mejor unirme al grupo y crear mi propia creepypasta.

¿Qué tan difícil puede ser? Solo tenés que tomar algo aparentemente inocente como la hello kitty, fijarte en alguna particularidad como que no tiene boca y luego inventarte que la creadora del juguetito tenía una hija que padeció cáncer en la boca y que le vendió el alma al chamuco para salvarle la vida para luego en agradecimiento crear la gatita y de paso hacer algunos milloncitos con la mercadotecnia. Fácil ¿verdad?

Estaba pesando en algo como las caricaturas que veo con mi hijo, por ejemplo, Timmy Turner de Los Padrinos Mágicos es un niño que vive en un terreno baldío abandonado por sus padres y posiblemente se volvió loco y alucina con sus padrinitos que le dan los regalos que sus padres inexistentes no le dan. Vicky la niñera es su hermana que trata de hacerlo salir de sus alucinaciones y que vuelva a la vida real, pero él la ha visualizado como la malvada que trata de sacarlo de un mundo que él ha creado para sentirse protegido.

Las japonesas son fáciles en realidad, siempre tienen elementos sobrenaturales y algunas de hecho hasta juegan con la "mitología occidental" para crear ficciones basadas en cosas que para nosotros son dogma, así es fácil convertir cualquier caricatura japonesa en creepypasta.

También están las teorías de conspiración, como la que se creyó una página web de noticias donde decían que los jugadores del mundial estaban dominados por los illuminati porque en algunas fotos se mostraban triángulos, pero para esa hay que ser muy inocente para creerla.

Aunque, hablando del fútbol, ¿Se han dado cuenta que muchas fotos de sus caras cuando celebran un gol aparecen desencajados, con los ojos desorbitados, los músculos tensos, con el pelo parado como pollos desplumados? A lo mejor es algún tipo de posesión que se andan echando, creo que ya tengo tema para mi historia creepy muajajaja.

Saturday, June 21, 2014

Coman Chucho

Hay algo que no me cuadra de estas notas que andan circulando acerca de los chinos que se van a comer a un montón de chuchos, si nosotros comemos vacas, cochitos y gallinas, ellos matan perros y gatos, probablemente los vegetarianos piensan que los carnívoros somos unos salvajes inhumanos, pero yo no veo a gente de la india haciendo peticiones para que nosotros no nos comamos a sus vacas sagradas.

El ser humano ha matado animales para comer desde el principio de la historia, las pinturas rupestres muestran escenas de cacería. El corán y la Biblia hablan de cómo prepara a los animales correctamente para su consumo, de hecho muchas de estas instrucciones tienen más que ver con higiene que con espiritualidad, por ejemplo se habla de no comer peces sin escamas porque viven en el fondo el mar y podrían no ser saludables, tampoco animales de pezuña hendida, lo que probablemente tendría más que ver con los parásitos que viven en ellos y podrían transmitirse a las personas.

La Odisea y La Ilíada serían unos folletos insignificantes si no se hablara de la matanza de animales y su preparación, hay gente que come ratones, arañas, grillos, zompopos de mayo (ajá verdad).

El asunto de ser vegetariano hasta donde yo sé viene del hinduismo que cree en la reencarnación y cree que si te comés un animalito te estás comiendo a tu tatarabuelo que reencarnó en conejo. Pero la reencarnación es un concepto insostenible y de todos modos no le voy a creer a una filosofía que creó el sistema de castas que es una de las formas de discriminación y sojuzgamiento más ridículas de existe para mantener el status quo de las castas dominantes así que el asunto del vegetarianismo es inválido para mí.

Como dicen por allí, muchos quieren comer hamburguesa pero nadie quiere matar a la vaca, como dije, matar a un animal para comerlo es un acto que se ha visto como algo natural desde hace miles de años y no es hasta hace unos cien años que la gente empezó a poner el grito en el cielo. De que existe maltrato animal en granjas es posible, de nada sirve provocarle sufrimiento a un animal para matarlo, además existe el comercio de pieles, aletas de tiburón, cuernos de elefante y de rinoceronte, además de otros comercios ilícitos que no existiría si no hubiese gente que se cree las bobadas que dicen sobre las propiedades de los animalitos en cuestión, que conste que no estoy hablando de éstos, estoy hablando del animal que se mata para comer.

Así que si los chinos quieren comer chucho que coman chucho, si comen gato que coman gato. Lo único que no me gusta es que se los roben a la gente que las considera sus mascotas, pero no creo que porque nosotros nos la llevamos de civilizados protestemos porque otros comen lo que a nosotros nos parece asqueroso. Mientras haya demanda habrá oferta, es ley.

Y ésta ha sido la diatriba del día, sigan disfrutando su mundial.

Wednesday, June 11, 2014

¡Zopes!

Ayer me encontraba viendo la lluvia desde mi balcón cuando en los árboles a la distancia se observaban un montón de zopilotes extendiendo sus alas, tendiéndose a sí mismos al sol y moviendo coquetamente la colita para equilibrarse.

Eso me recuerda algo que me pasó hace varios años.

La introducción suena como que nada que ver, pero ya verán. Resulta que mi primer trabajo por allí hace casi 20 años fue en el puerto de Iztapa. La oficina era un trailer dividido en tres partes: La primera parte era la oficina de los operadores de radio, en medio el subgerente y el encargado de planillas (que era yo). y en el otro extremo la oficina del gerente de operaciones.

El trailer en cuestión estaba en un terreno que ocupaba las instalaciones de una empresa que ya no existe, por lo que no creo que haya problema en que diga su nombre, se llamaba Industrias Marbella. Allí también había un taller de redes, uno de torno, también un taller mecánico, la cocina por supuesto y una bodega enorme que servía para guardar repuestos para los barcos propiedad de la empresa que se dedicaba al comercio de mariscos, principalmente camarón jumbo. Que era exportado directamente a Norteamérica y a Europa.

Puesto que algunas personas que trabajábamos en esa oficina vivíamos en la capital, teníamos una casita a la par del terreno de la planta de operaciones, era de tipo canadiense y solo un cuarto tenía aire acondicionado así que todo el resto era caluroso como puede ser el puerto, solo que con camisa y pantalón de vestir. La mayor parte del tiempo que estuve allí tuve un compañero de habitación, Fernando, que trabajaba en la bodega anotando las entradas y salidas de materiales en la base de datos.

Cerca del portón de entrada a la planta estaba la antena de radio, era alta, no recuerdo cuánto pero por lo menos de unos 20 metros aproximadamente.

Una tarde, ya casi se habían retirado todos los de la planta y solo quedaba el operador de radio, los policías privados de guardia en el portón, mi compañero y yo que ya nos íbamos. Antes de salir había que anotar en una hoja de control nuestros nombres, departamento y la hora de salida, así que estábamos anotándonos cuando de pronto sentí que me echaron algo como un cubetazo de agua en la espalda.

Al principio me pregunté a quién se le habría ocurrido semejante broma, casi creí haber visto la puerta del operador de radio cerrándose rápidamente inmediatamente después de la mojada, pero después me puse a deducir: Por aquí no hay pila, las únicas fuentes de agua son el lavamanos en el baño y el lavatrastos en la cocina... mucho menos hay palanganas ni cubetas cerca, igual no son tan bromistas mis compañeros.

En eso se me ocurrió ver hacia arriba, y allí estaba parado en una de las astas de la antena un enorme pájaro negro, sacudiéndose las plumas.

Como si fuera película de miedo me toqué la espalda y sentí algo húmedo y ligoso, con horror vi mi mano una sustancia negra y maloliente...

me cagó un zopilote.

A ver a ver a ver, ¿a cuánta gente conocen ustedes que las haya cagado un zope? no muchas verdad, si mucho un pajarito arrocero, probablemente a alguien le haya tirado alguna gracia alguna palomita, pero no, a mí tenía que echarme la cantada un carroñero, ¡y era una cantidad enorme!

Apenas pude contener mi asco, me fui corriendo a la casa y me metí a la regadera con todo y ropa, afortunadamente no había mucha gente cerca para reírse de mi desgracia. Por lo tanto pude mantener mi dignidad intacta por mucho tiempo, pero supongo que eso ya no cuenta y es solo una anécdota chistosa, pero por si acaso prefiero estar alejado de las antenas de radio.

Thursday, June 05, 2014

Hablando del clima

Recuerdo que mi abuelita me contaba una historia de cuando era niña en Chiquimula. Me contaba que tenía un vecino que tenía sus siembras, el vecino en cuestión era medio rebelde, especialmente cuando había sequía y sus sembrados se secaban. Salía a medio sembradío, alzaba los brazos y empezaba a gritar "¡Dios, si de verdad existís, hacé que llueva!" y empezaba a maldecir al cielo y a reclamar por la falta de lluvia.

Por supuesto cuando hay sequía hay sequía, incluso hace sesenta años cuando no había tanta deforestación ni contaminación la gente lidiaba con la veleidosidad del clima que cuando se emberrincha hace lo que se le da la gana.

También me contaba mi abuelita que cuando el vecino estaba en su lecho de muerte le costó morirse. Dicen que cuando alguien está en agonía a veces pide algo de comer, algo así como un último deseo y antojaba, digamos, caldo de gallina. La gente de su casa corría para matar una gallina, preparar las verduras y hacer el caldo. Cuando le llevaban el caldo el doncito tomaba apenas un sorbo y caía muerto -o al menos eso creían-. A los pocos minutos el vecino revivía y continuaba con dolores atroces, dando alaridos diciendo que no se quería morir, luego pedía otra comida, se la llevaban y al probar el primer bocado volvía a la catalepsia, para luego volver al revivir al poco rato.

Obviamente no voy a decir que el señor estaba clínicamente muerto cuando estas cosas pasaron, tal vez pasaba a un estado de quietud y su pulso y su respiración se relajaban a tal punto que parecía que estuviera muerto. Tampoco es mi intención polemizar acerca del ateísmo del señor. No recuerdo si el señor decía estar arrepentido o no de sus blasfemias a la hora de la muerte. El punto es que, para mi mente impresionable de niño, esa historia me marcó profundamente.

Básicamente no hay nada que se pueda hacer con el clima. Si hace calor, busco ropa fresca y una forma de ventilarme. Si hace frío, me pongo un suéter. A veces en días muy lluviosos me deprimo un poco, como todos. Y cada vez que alguien dice "Qué calor  más hijo de ..." o "Qué frío más s..." me acuerdo de la historia que contaba mi abuelita.