Saturday, August 09, 2014

Peces

Había una vez, yo tenía un pececito. No era un pez dorado ni un guppy; no era tampoco de los peces moros de esos de ojos saltones que parece que de un momento a otro van a salir disparados. No era un siamés de pelea ni un ídolo moruno ni un pez ángel, no era un pez payaso ni un pez cebra. Yo tenía un bagre.

Era un bagrecito. Una mañana pasó un señor vendiendo pescados de casa en casa. Llevaba una cubeta llena de bagres medianos, pupos, guapotes y mojarras frescas, recién pescadas.

Mi mamá salió a ver los pescados, dejó la puerta abierta cuando salió a la acera y yo salí también a verlos. Me daba curiosidad ver los peces, algunos grandes algunos pequeños, de distintas formas y tamaños.

El vendedor levantó un pez de los más grandes que tenía para enseñárselo mi madre, debajo de éste pez había un pececito que brincaba y abría la boca tratando de respirar en el agua que ya casi no quedaba en la cubeta.

- Mami mira, ese pescadito está vivo.
- Sí, allí anda brincando. – dijo mi mamá.
- Pobrecito, se va a morir, ¿lo vas a dejar que se muera?
- No, el señor lo va a regresar al agua y va a vivir.
- Pero mira cómo abre la boca, se está ahogando.
- Mejor anda para adentro, después llego yo.
- Pero mami, el pescadito...

El vendedor que estaba escuchando la conversación y veía cómo  señalaba al pececito y jalaba a mi mamá del vestido al mismo tiempo se compadeció y me dijo
- ¿Lo quieres cuidar? Te lo regalo

Abrí desmesuradamente los ojos y la boca, ¿de veras?

Y el señor lo sacó de la cubeta y lo puso en mis manos, era resbaloso y por poco se me cae, lo metimos en una palangana y lo llevamos adentro.

A la sazón tendría unos cuatro años y no sabía lo que era tener una mascota, pero me sentía identificado con el pececito sabiendo que lo había salvado de una muerte segura. Nunca había tenido ni un perro ni un gato, ni siquiera tenía una pecera, así que lo metiemos a la pila.

Ahora estaba al cuidado de un ser vivo y podía ver cómo iba creciendo y haciéndose cada vez más grande. De vez en cuando desmenuzaba un trozo de tortilla y se lo tiraba para que comiera. El pez se acercaba entonces rápidamente a la superficie y de un brinco ¡Pluc! Se lo comía y volvía al fondo de la pila. recuerdo jugar con el agua y hacer olas con las manos simulando una corriente. El pececito iba y venía subiendo y bajando en el agua de la pila, una pilona de dos lavaderos, del triple del tamaño de las que hay hoy en la capital.

En ese entonces yo no lo sabía pero es costumbre en los pueblos tener un pez nadando en las pilas para que se comiera las larvas de zancudos y otros insectos que pudieran caer al agua y contaminarla.

Mi hermana una vez tuvo una gallina, la gallina puso huevos, nosotros y nuestros vecinitos mirabábamos extasiados a la gallina echada empollando, esperando el momento en que los pollos nacieran. El milagro de la vida era algo increíble ante nuestros ojos y teníamos asientos de primera fila para presenciarlo.

Un buen día llegamos de estudiar y encontramos media docena de pollitos pelones y arrugados acurrucados bajo la mamá gallina. No pudimos ver el momento preciso en que rompieran el cascarón pero allí estaban, la prueba palpable de la vida, tal como la enseñaban en los cuadernos de colorear.

Desafortunadamente mi hermana no era tan cuidadosa con sus mascotas. A los dos días tomó al primer pollito entre sus manos y con un grito de ¡A volar pollito! Lo aventó al aire. El pobre pollo no tuvo tiempo ni de decir “pio” antes de caer y morir estrellado en el suelo.

Otros pollitos corrieron igual suerte o aplastados, no estoy seguro si sovrevivió alguno. Poco después tuvimos una pareja de conejos.

Bueno, todos saben lo que pasa cuando se juntan un conejo macho y una hembra. A las pocas semanas ya había una docena de conejitos corriendo de arriba para abajo en el gran patio de la casa antañona. Eran imposibles de alcanzar y no tenían plumas ni alas así que no podían mandarlos a volar. En vez de eso, algunos conejos murieron a pedradas.

Aunque para ser justos no había sido ella la única culpable. Los gatos comen ratones, los ratones son roedores y los conejos también, así que no debía haber mucha diferencia entre un conejo pequeño y una rata. Varios conejitos encontraron su final entre las fauces de los gatos merodeadores de la noche.

Pero ahora todo era diferente, este pececito no volaba ni corría, no podía volar porque no tenía alas y no podía correr porque no tenía pies, estaba en el agua y era endemoniadamente escurridizo, por más intentos que hacía por atraparlo nunca lo lograba. A veces era frustrante la situación

Me pasaba horas en la orilla de la pila tratando de alcanzar al pececito que se escapaba más rápido que el pensamiento. Probé con varias técnicas, primero con una mano; luego con ambas; tratando de alcanzarlo a tontas y a locas. Luego esperaba pacientemente a que saliera a la superficie para tratar de atraparlo de un manotazo pero tampoco. El pececito huía y se arrinconaba en una esquina de la pila y luego a la otra, pero la pila era honda y yo no llegaba tan lejos, me mojaba los brazos hasta los hombros tratando de alcanzarlo pero nada.

Una tarde especialmente calurosa estaba como siempre en la orilla de la pila tratando de alcanzar al pececito. Mi mamá estaba en la sala sentada viendo la televisión tranquilamente y se había olvidado de mí. Para mí el pez se había vuelto en una obsesión. Continuamente estaba pensando cómo podía ser tan rápido. En mi mente no cabía la explicación, no era posible que un animalito tan pequeño pudiera escaparse tan rápido de entre las manos. ¿Sería porque su piel era ligosa y resbalosa y por eso aunque ya lo hubiera atrapado se escurría de entre los dedos? Bueno, pero esta vez sí lo atraparía.

El pececito estaba tranquilamente moviendo la cola en una de las esquinas de la pila, hasta el fondo. Sigilosamente metí la mano en el agua y alargué el brazo. El pez no se movió. Sabía que lo tenía cerca pero no lo suficiente, tenía que estirar más el brazo pero ya no daba más, me había empapado la manga de la camisa y me paré de puntillas para llegar más lejos. Ya casi, casi lo podía tocar y el pez tranquilamente nadaba y boqueaba indiferente a la mano que casi lo atrapa. Estaba muy confiado y estiré el brazo solo un poco más. La pila estaba llena, tuve que encaramarse a la orilla levantando los pies del suelo para llegar más lejos, estaba a punto.

Pero en un exceso de confianza e impulso me fui hacia adentro de la pila. La mano se sacudió hacia abajo con todo y cuerpo.  Había perdido el equilibrio y caí a la pila que estaba llena. De repente ni un ruido, ni un movimiento. Solo el silencio.

Nunca había estado en un río ni en un lago, mucho menos en el mar. El agua me rodeaba ahora por todos lados y no tenía ni siquiera el impulso de nadar, no podía respirar y empecé a sacudirme violentamente tratando de volverme hacia arriba. Había quedado boca abajo y la pila era grande y honda para un niño de mi edad. Un impulso reflejo me impedía tratar de respirar pero de todas maneras sabía que no tenía aire y que tenía que llegar a la superficie. Para ese momento el pececito había desaparecido de mi mente.

Mientras trataba inútilmente de volver hacia arriba vi la superficie y de repente todo me pareció tranquilo y pacífico. Poco a poco fui perdiendo el miedo y solamente veía la luz que se colaba por el agua en rayos transparentes. La superficie se movía en ondas que rompían cada vez que una burbuja asomaba a la superficie. Cada vez era mayor el silencio, cada vez mayor la paz, a cada momento se sentía menos tenso y hubo un momento en que los rayos de luz transparente me acariciaron las pupilas y  cerraron mis párpados poco a poco.

Ya estaba casi completamente inconsciente cuando seguramente mi mamá sintió que la casa estaba demasiado silenciosa y su instinto la hizo reaccionar. Se levantó de un brinco y se asomó a la puerta trasera de la casa. Lo único que vio fue un zapato asomando a la superficie.

Como sucede con muchos sucesos de la infancia, ese incidente quedó enterrado en la memoria y crecí como cualquier otro muchacho. Pero tengo cierta desconfianza cuando me ofrecen de comer pescado frito, hay algo cuando los cocinan con todo y cabeza que me causa temor, especialmente los ojos blancos y pelados y la boca abierta como tratando de respirar.

Thursday, June 26, 2014

¡CREEPYPASTA!

Una vez escribí una historia acerca de un individuo que es invitado a un lugar aparentemente abandonado en una vieja calle de la zona uno de la ciudad, donde se reunía un grupo de gente para hacer un ritual que resultaría en un viaje interdimensional. Al principio el tipo tiene dudas e incredulidad pero termina completamente enfrascado en el asunto.

Esa historia la publiqué en un foro interno de mi lugar de trabajo, obedeciendo a mi cerebro que parece engendrar ideas e historias (se me acaba de ocurrir algo acerca de un cerebro embarazado). El foro era visto por el grupo de compañeros donde, como en cualquier lugar de trabajo, cada quien cree en lo que quiere.

Uno de los comentarios que puso una señora fue poco más o menos "Así es como el diablo gana seguidores, hay que tener cuidado con las juntas porque pueden ser malas influencias..." y otras cosas por el estilo.

Lo que pensé que sería un humilde homenaje a Lovecraft terminó siendo un debate acerca de cómo la gente se termina creyendo las historias que a veces la gente cuenta aunque sea un simple cuento (y con toda la mala intención).

¿Han escuchado hablar de las creepypastas? Esas historias completamente falsas que la gente se cree. Por ejemplo, cuando era niño miraba Los Pitufos, tenía juguetes, y hasta un juego de sábanas de los suspiritos azules perseguidos por Gárgamel. Pues un día en la escuela alguien resultó con que los inocentes pitufitos en realidad eran satánicos y que los juguetes y las figuritas relacionadas a ellos cobraban vida por la noche y te iban a acuchillar, a morder o saber ni cuántas cosas. Yo me preguntaba si los pitufos que estaban jugando pelota en mi sábana iban a tirarme la pelota en la boca mientras roncaba para asfixiarme.

Con el advenimiento del internet se han generalizado las dichosas creepypastas, algo así como la hojita que dejaban bajo la puerta de tu casa con una ficha de a 5 pegada diciendo que la cadena tenía que darle la vuelta al mundo y si no la repartías te iba a cagar un zope (hey, esperen un momento...). Y por más que uno trate de desmentir toda la sarta de cosas que la gente comparte he decidido mejor unirme al grupo y crear mi propia creepypasta.

¿Qué tan difícil puede ser? Solo tenés que tomar algo aparentemente inocente como la hello kitty, fijarte en alguna particularidad como que no tiene boca y luego inventarte que la creadora del juguetito tenía una hija que padeció cáncer en la boca y que le vendió el alma al chamuco para salvarle la vida para luego en agradecimiento crear la gatita y de paso hacer algunos milloncitos con la mercadotecnia. Fácil ¿verdad?

Estaba pesando en algo como las caricaturas que veo con mi hijo, por ejemplo, Timmy Turner de Los Padrinos Mágicos es un niño que vive en un terreno baldío abandonado por sus padres y posiblemente se volvió loco y alucina con sus padrinitos que le dan los regalos que sus padres inexistentes no le dan. Vicky la niñera es su hermana que trata de hacerlo salir de sus alucinaciones y que vuelva a la vida real, pero él la ha visualizado como la malvada que trata de sacarlo de un mundo que él ha creado para sentirse protegido.

Las japonesas son fáciles en realidad, siempre tienen elementos sobrenaturales y algunas de hecho hasta juegan con la "mitología occidental" para crear ficciones basadas en cosas que para nosotros son dogma, así es fácil convertir cualquier caricatura japonesa en creepypasta.

También están las teorías de conspiración, como la que se creyó una página web de noticias donde decían que los jugadores del mundial estaban dominados por los illuminati porque en algunas fotos se mostraban triángulos, pero para esa hay que ser muy inocente para creerla.

Aunque, hablando del fútbol, ¿Se han dado cuenta que muchas fotos de sus caras cuando celebran un gol aparecen desencajados, con los ojos desorbitados, los músculos tensos, con el pelo parado como pollos desplumados? A lo mejor es algún tipo de posesión que se andan echando, creo que ya tengo tema para mi historia creepy muajajaja.

Saturday, June 21, 2014

Coman Chucho

Hay algo que no me cuadra de estas notas que andan circulando acerca de los chinos que se van a comer a un montón de chuchos, si nosotros comemos vacas, cochitos y gallinas, ellos matan perros y gatos, probablemente los vegetarianos piensan que los carnívoros somos unos salvajes inhumanos, pero yo no veo a gente de la india haciendo peticiones para que nosotros no nos comamos a sus vacas sagradas.

El ser humano ha matado animales para comer desde el principio de la historia, las pinturas rupestres muestran escenas de cacería. El corán y la Biblia hablan de cómo prepara a los animales correctamente para su consumo, de hecho muchas de estas instrucciones tienen más que ver con higiene que con espiritualidad, por ejemplo se habla de no comer peces sin escamas porque viven en el fondo el mar y podrían no ser saludables, tampoco animales de pezuña hendida, lo que probablemente tendría más que ver con los parásitos que viven en ellos y podrían transmitirse a las personas.

La Odisea y La Ilíada serían unos folletos insignificantes si no se hablara de la matanza de animales y su preparación, hay gente que come ratones, arañas, grillos, zompopos de mayo (ajá verdad).

El asunto de ser vegetariano hasta donde yo sé viene del hinduismo que cree en la reencarnación y cree que si te comés un animalito te estás comiendo a tu tatarabuelo que reencarnó en conejo. Pero la reencarnación es un concepto insostenible y de todos modos no le voy a creer a una filosofía que creó el sistema de castas que es una de las formas de discriminación y sojuzgamiento más ridículas de existe para mantener el status quo de las castas dominantes así que el asunto del vegetarianismo es inválido para mí.

Como dicen por allí, muchos quieren comer hamburguesa pero nadie quiere matar a la vaca, como dije, matar a un animal para comerlo es un acto que se ha visto como algo natural desde hace miles de años y no es hasta hace unos cien años que la gente empezó a poner el grito en el cielo. De que existe maltrato animal en granjas es posible, de nada sirve provocarle sufrimiento a un animal para matarlo, además existe el comercio de pieles, aletas de tiburón, cuernos de elefante y de rinoceronte, además de otros comercios ilícitos que no existiría si no hubiese gente que se cree las bobadas que dicen sobre las propiedades de los animalitos en cuestión, que conste que no estoy hablando de éstos, estoy hablando del animal que se mata para comer.

Así que si los chinos quieren comer chucho que coman chucho, si comen gato que coman gato. Lo único que no me gusta es que se los roben a la gente que las considera sus mascotas, pero no creo que porque nosotros nos la llevamos de civilizados protestemos porque otros comen lo que a nosotros nos parece asqueroso. Mientras haya demanda habrá oferta, es ley.

Y ésta ha sido la diatriba del día, sigan disfrutando su mundial.

Wednesday, June 11, 2014

¡Zopes!

Ayer me encontraba viendo la lluvia desde mi balcón cuando en los árboles a la distancia se observaban un montón de zopilotes extendiendo sus alas, tendiéndose a sí mismos al sol y moviendo coquetamente la colita para equilibrarse.

Eso me recuerda algo que me pasó hace varios años.

La introducción suena como que nada que ver, pero ya verán. Resulta que mi primer trabajo por allí hace casi 20 años fue en el puerto de Iztapa. La oficina era un trailer dividido en tres partes: La primera parte era la oficina de los operadores de radio, en medio el subgerente y el encargado de planillas (que era yo). y en el otro extremo la oficina del gerente de operaciones.

El trailer en cuestión estaba en un terreno que ocupaba las instalaciones de una empresa que ya no existe, por lo que no creo que haya problema en que diga su nombre, se llamaba Industrias Marbella. Allí también había un taller de redes, uno de torno, también un taller mecánico, la cocina por supuesto y una bodega enorme que servía para guardar repuestos para los barcos propiedad de la empresa que se dedicaba al comercio de mariscos, principalmente camarón jumbo. Que era exportado directamente a Norteamérica y a Europa.

Puesto que algunas personas que trabajábamos en esa oficina vivíamos en la capital, teníamos una casita a la par del terreno de la planta de operaciones, era de tipo canadiense y solo un cuarto tenía aire acondicionado así que todo el resto era caluroso como puede ser el puerto, solo que con camisa y pantalón de vestir. La mayor parte del tiempo que estuve allí tuve un compañero de habitación, Fernando, que trabajaba en la bodega anotando las entradas y salidas de materiales en la base de datos.

Cerca del portón de entrada a la planta estaba la antena de radio, era alta, no recuerdo cuánto pero por lo menos de unos 20 metros aproximadamente.

Una tarde, ya casi se habían retirado todos los de la planta y solo quedaba el operador de radio, los policías privados de guardia en el portón, mi compañero y yo que ya nos íbamos. Antes de salir había que anotar en una hoja de control nuestros nombres, departamento y la hora de salida, así que estábamos anotándonos cuando de pronto sentí que me echaron algo como un cubetazo de agua en la espalda.

Al principio me pregunté a quién se le habría ocurrido semejante broma, casi creí haber visto la puerta del operador de radio cerrándose rápidamente inmediatamente después de la mojada, pero después me puse a deducir: Por aquí no hay pila, las únicas fuentes de agua son el lavamanos en el baño y el lavatrastos en la cocina... mucho menos hay palanganas ni cubetas cerca, igual no son tan bromistas mis compañeros.

En eso se me ocurrió ver hacia arriba, y allí estaba parado en una de las astas de la antena un enorme pájaro negro, sacudiéndose las plumas.

Como si fuera película de miedo me toqué la espalda y sentí algo húmedo y ligoso, con horror vi mi mano una sustancia negra y maloliente...

me cagó un zopilote.

A ver a ver a ver, ¿a cuánta gente conocen ustedes que las haya cagado un zope? no muchas verdad, si mucho un pajarito arrocero, probablemente a alguien le haya tirado alguna gracia alguna palomita, pero no, a mí tenía que echarme la cantada un carroñero, ¡y era una cantidad enorme!

Apenas pude contener mi asco, me fui corriendo a la casa y me metí a la regadera con todo y ropa, afortunadamente no había mucha gente cerca para reírse de mi desgracia. Por lo tanto pude mantener mi dignidad intacta por mucho tiempo, pero supongo que eso ya no cuenta y es solo una anécdota chistosa, pero por si acaso prefiero estar alejado de las antenas de radio.

Thursday, June 05, 2014

Hablando del clima

Recuerdo que mi abuelita me contaba una historia de cuando era niña en Chiquimula. Me contaba que tenía un vecino que tenía sus siembras, el vecino en cuestión era medio rebelde, especialmente cuando había sequía y sus sembrados se secaban. Salía a medio sembradío, alzaba los brazos y empezaba a gritar "¡Dios, si de verdad existís, hacé que llueva!" y empezaba a maldecir al cielo y a reclamar por la falta de lluvia.

Por supuesto cuando hay sequía hay sequía, incluso hace sesenta años cuando no había tanta deforestación ni contaminación la gente lidiaba con la veleidosidad del clima que cuando se emberrincha hace lo que se le da la gana.

También me contaba mi abuelita que cuando el vecino estaba en su lecho de muerte le costó morirse. Dicen que cuando alguien está en agonía a veces pide algo de comer, algo así como un último deseo y antojaba, digamos, caldo de gallina. La gente de su casa corría para matar una gallina, preparar las verduras y hacer el caldo. Cuando le llevaban el caldo el doncito tomaba apenas un sorbo y caía muerto -o al menos eso creían-. A los pocos minutos el vecino revivía y continuaba con dolores atroces, dando alaridos diciendo que no se quería morir, luego pedía otra comida, se la llevaban y al probar el primer bocado volvía a la catalepsia, para luego volver al revivir al poco rato.

Obviamente no voy a decir que el señor estaba clínicamente muerto cuando estas cosas pasaron, tal vez pasaba a un estado de quietud y su pulso y su respiración se relajaban a tal punto que parecía que estuviera muerto. Tampoco es mi intención polemizar acerca del ateísmo del señor. No recuerdo si el señor decía estar arrepentido o no de sus blasfemias a la hora de la muerte. El punto es que, para mi mente impresionable de niño, esa historia me marcó profundamente.

Básicamente no hay nada que se pueda hacer con el clima. Si hace calor, busco ropa fresca y una forma de ventilarme. Si hace frío, me pongo un suéter. A veces en días muy lluviosos me deprimo un poco, como todos. Y cada vez que alguien dice "Qué calor  más hijo de ..." o "Qué frío más s..." me acuerdo de la historia que contaba mi abuelita.

Friday, May 16, 2014

Ah los vendedores...

Tengo que decir que admiro y respeto mucho a la gente que se dedica a vender, especialmente productos que tienen que ver con finanzas como seguros de vida, tarjetas de crédito y cosas por el estilo. Se requiere carácter (o ser cuerudo) para recibir negativa tras negativa y seguir insistiendo. 

Al salir de mi trabajo siempre me encuentro un grupo de vendedores de tarjetas de crédito, creo que es del BAC. Todos los días paso unas 4 veces por allí y siempre me abordan "caballero desea la tarjeta de crédito del BAC?". Yo a veces los ignoro, a veces les digo no gracias, a veces les digo ya me la ofrecieron y siempre digo que no. A veces por fregar les digo que sí y cuando miran que mi crédito está arruinado me dicen ah lo siento, no se puede.

Un día ya me tenían a tusa así que le dije a la señorita "ve usted éste gafete? yo trabajo aquí y siempre me ofrecen la tarjeta. Siempre ando con él visible, así que si mañana me ve con éste gafete recuérdese que ya le dije que no gracias".

Al día siguiente se me acerca la señorita. "Caballero, estaría interesado en adquirir la tarjeta de crédito del BAC?"

El Nuevo Tesoro de la Juventud

Recuerdo que en una visita a la casa de mis primos veía en la librera de mi tía una cantidad impresionante de tomos uno tras otro. Cada uno de ellos tenía en el lomo las palabras "El Nuevo Tesoro de la Juventud". Al principio me intimidaban, luego abrí uno de ellos y ante mí se abrió un universo de historias con preciosas ilustraciones. Allí leí poemas, extractos de libros, canciones que nunca había escuchado y al leer solo la letra tenía que imaginar la música.

Entre las cosas que más me impresionaron están el extracto de La Isla del Tesoro, Robinson Crusoe, Don Quijote. El relato de un viaje hecho en balsa desde la Polinesia hasta las islas de Pascua. En éste último relato en particular se detallaba tan vívidamente cuando una noche se toparon con una superficie del mar llena de algas fluorescentes y casi me imaginaba en una balsa a media noche observando.

Fue la primera vez que leí la Marcha Triunfal, Cureña, tantas cosas que tal vez ya no recuerdo pero que me metieron en el mundo de la lectura mucho más amplio que el "Pequeño Larousse Ilustrado" que era de mi abuelita y del que las páginas que más me gustaban eran las de la entrada de automóvil y avión (estoy hablando de una edición de aproximadamente 1967, así que ya se imaginarán los modelos).

Estoy eternamente agradecido a mi tía porque sin advertirlo me dio uno de los mejores regalos de mi vida, y ese es el amor por la lectura. A la larga, a excepción de los libros motivacionales que detesto con todo mi corazón, me entregué a la ficción, al romanticismo, a las fábulas y la crónica.

Con la excepción hecha, se puede encontrar algo edificante en la lectura, confío en que siempre habrá gente con la imaginación y la habilidad para contar una buena historia, y que habrá gente con ganas de leerla.

Wednesday, May 14, 2014

¿Tengo cara de enojado?

Claro que me enojo a veces, tengo sangre en las venas, no chilate (alguien que me explique qué es chilate por favor). Pero por lo general soy de buen trato con las personas.

Creo que esto se remonta a cuando atendía mi negocio, tener un negocio propio puede ser estresante, especialmente un café internet con 15 computadoras, y un montón de patojos que quieren hacer sus tareas pero no saben cómo usar el ctrl+C y el ctrl+V. Baldizón les puede explicar mejor. Además algunos no tenían tiempo o ganas de hacer sus tareas así que yo me ofrecía a hacerles sus tareas por una módica suma, por supuesto.

¿Será que le puede poner introducción, índice, carátula, conclusiones, recomendaciones y bibliografía?

... emmm

Mire necesito las estadísticas de gente picada por aedes aegypti en el quinquenio de 1998 a 2002, en el municipio de Sacapulas, en la población femenina comprendida entre 4 y 12 años.

¿What?

Una de las cosas más estresantes es hacer tesis. Tengo que decir que solo hice un par pero es un proceso tan engorroso, no tanto por lo que lleve una tesis en sí, que Baldizón no es el único que copia y pega, en Guate la investigación original es casi nula y toda la banda solo copia y pega cosas de todos lados y luego todos quieren lapidar a la figura pública que cachan infraganti. El asunto es, que los márgenes, el interlineado, las tabulaciones, las listas numeradas, todos los botones que se ven arriba de sus pantallas de Word y que casi nunca usan, se usan al hacer una bendita tesis.

Uno de mis clientes era un militar, no diré su nombre porque no viene al caso, estaba estudiando en la politécnica. Para poder tener una promoción de un rango al siguiente tenía que sacar una carrera universitara, lo que considero algo muy positivo para ellos, no todos los oficiales del ejército son unos trogloditas ignorantes como los pintan las rancias consignas universitarias. Algunos son estudiados.

La cosa es que le ayudé a poner su tesis bonita con sus márgenes y sus páginas numeradas, índice y todo el merequetengue. Después de varias semanas de trabajo me dice "Mirá fijate que mi hermano también está por salir y necesita ayuda, le dije que viniera con vos pero dice que vos te mirás muy bravo"

yo me quedé como de tres cuartos. ¿El hermano de un oficial del ejército que seguramente está también en la milicia y es de una familia de militares, dando órdenes, piensa que yo soy enojado?

Lo he dicho y lo he repetido muchas veces, no estoy enojado, solo estoy concentrado en lo que hago.

Así que si me ven frente a la computadora con cara de duckface y sin tomarme selfie y el ceño fruncido lo más probable es que esté con-cen-tra-do.

Una cuata que llegaba al Internet, del tipo sensible-melcochoso llegó un día que estaba con la ya descrita cara.

Ella: ¿Hoy que tenés?

Yo: Nada.

Ella: Bien, algo tenés. ¿Estás enojado?

Yo: No, solo tengo mucho trabajo, eso es todo.

Ella: mmm no, yo te conozco, algo tenés, ¿Es por mí, estás enojado conmigo?

Yo: (Una vena empezando a palpitar en la frente) No, de veras, solo estoy trabajando.

Ella: ¿Fue algo que hice? (Como si algo que hiciera me pudiera afectar, tal vez estoy dramatizando pero es que la insistidera me saca de onda) Porque tú normalmente no sos así. ¿O te pasó algo?

Yo: (Como caricatura con humo saliendo de las orejas) ¡Bueno ahora sí ya me enojé pero por esa tu preguntadera estúpida que tenés Estoy trabajando, dejame en paz, largate!

Ella: (casi llorando) Ya viste que sí estás enojado, mejor me voy.

Yo: ...WTF?

En fin, cosas que pasan.